Publicado el 23 de febrero de 2021

El impacto económico de la COVID-19

A pesar de la aparición de vacunas, y de que se conoce más sobre la pandemia, existe un rango amplio de incertidumbre económica para los próximos años. Según el FMI la continuidad de políticas clave para mitigar los efectos económicos y asegurar fondos para los sistemas de salud es esencial para impulsar la recuperación. Tanto […]
  • A pesar de la aparición de vacunas, y de que se conoce más sobre la pandemia, existe un rango amplio de incertidumbre económica para los próximos años.
  • Según el FMI la continuidad de políticas clave para mitigar los efectos económicos y asegurar fondos para los sistemas de salud es esencial para impulsar la recuperación.
  • Tanto a nivel global como en el caso español, la posibilidad de insolvencia y bancarrota puede poner en peligro variables económicas claves para la recuperación.

Desde el año pasado, abundan los pronósticos sobre el rendimiento de la economía frente a la pandemia. Con la aparición de la vacuna, el foco está en lo que puede hacerse para alcanzar una recuperación más rápida y con mayor impacto.

Panorama Global. Escenarios macro

Según el Banco Mundial (BM): tras el colapso de 2020, su escenario base proyecta que la economía global crezca un 4% en 2021, pero apenas llegaría a un nivel total de un 5%, por debajo de las proyecciones pre-pandemia. En particular, el impacto de la pandemia tanto en la inversión como en el capital humano se espera que menoscabe las perspectivas de crecimiento de las economías emergentes y en desarrollo.

Las economías avanzadas se recuperarían en promedio un 3.3% y 3.5% en 2021 y 2022 respectivamente, basados en los supuestos de una contención de la pandemia, vacunación masiva y una política monetaria acomodaticia que se espera compense con creces la disminución parcial del soporte fiscal. A pesar de que el crecimiento agregado de las Economía Emergentes se espera en un 5% en 2021 y 4.1% en 2022, esta mejora refleja en gran medida el repunte de China. Excluyendo China, la recuperación sería más moderada, con un 3.5% en promedio en el periodo 2021-2022.

La materialización de una serie de riesgos podría poner en peligro la proyección global: la pandemia podría acelerarse, retrasos en la distribución de la vacuna podrían limitar el alcance de la contención. De igual forma, aun cuando la pandemia se controle, su efecto en el crecimiento potencial podría ser más largo del esperado. La deuda ha surgido sobre niveles ya altos, y a pesar de que los sistemas financieros se encuentran generalmente bien capitalizados, una ola de bancarrotas podría afectar su estabilidad y poner a algunos países en riesgo de una crisis financiera.

En vista de los riesgos anteriores, se contempla un escenario pesimista en el que los casos nuevos de COVID-19 se mantengan persistentemente altos en algunas partes del mundo, y la distribución de la vacuna sea más lenta y con alta resistencia de las personas a ser inmunizadas, lo que generaría un deterioro en la actividad económica y en las condiciones financieras. En estas circunstancias el crecimiento global sería apenas del 1.6% en 2021 y 2.5% en 2022.

En un escenario severo que incluya inestabilidad financiera extendida, el crecimiento global podría incluso llegar a ser negativo en 2021.  Lo cierto es que solo cuando la pandemia se contenga en todos los países, cada país estaría a salvo de nuevos brotes.

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Respuestas de los gobiernos. Clave en el corto plazo

El FMI coincide en que la fuerza de la recuperación dependerá en gran medida de la severidad de la crisis sanitaria, el alcance de las disrupciones en la actividad, la exposición a brotes transfronterizos, y especialmente a la efectividad de las políticas para limitar danos persistentes a las economías. 

Según el organismo, los soportes de política fiscal anunciados en 2021, en algunos países, y más recientemente en EE. UU. y Japón, junto con los fondos europeos contribuirán a impulsar la actividad económica en las economías avanzadas y tendrán efectos favorables para sus socios comerciales. E identifican una serie de áreas clave:

Las políticas fiscales, monetarias, y relacionadas con el sector financiero han contribuido a prevenir los peores escenarios. En algunos casos, las transferencias de dinero a los hogares han impulsado el consumo, especialmente para aquellos con restricciones de liquidez. Las transferencias monetarias a empresas, junto con garantías de crédito, han prevenido bancarrotas hasta ahora (riesgo mencionado anteriormente), y también mantener algunas empresas no viables a flote, lo cual podría afectar la productividad futura.

Asegurar recursos para los sistemas de salud para combatir la pandemia a nivel global es fundamental e  implica asignar fondos para la compra y distribución de vacunas, pruebas, terapias, equipos de protección personal e inversión en infraestructura de salud. La colaboración internacional a través de know-how y equipo resulta vital, incluyendo los aportes al COVAX para asegurar la distribución universal de la vacuna.

Las políticas económicas para limitar el daño persistente deben ser reforzadas, y debe priorizarse la educación, la digitalización para mejorar el crecimiento de la productividad y la inversión en energías renovables. Una inversión en programas verdes, junto con precios de emisiones mayores, podrían proporcionar una deseada reducción de emisiones mientras se apoya la recuperación.

Europa y España: últimos pronósticos

Según la Comisión Europea (CE), indicadores preliminares apuntan a una actividad económica deprimida al inicio del año.  Diversos indicadores de confianza del consumidor presentan los niveles más bajos desde mayo de 2020.  De igual forma, el indicador de expectativas de empleo disminuyó tanto en la UE como en la eurozona.

No obstante, más allá del primer trimestre de 2020, a medida que las campañas de vacunación ganen impulso y las medidas de contención se relajen, se espera que la actividad se acelere. Una disminución en infecciones y relajamiento de medidas de contención permitiría a países con grandes sectores turísticos recuperarse gracias a tráfico intra-UE.

Teniendo en cuenta lo anterior, se espera un crecimiento moderado: un alto nivel de ahorro acumulado, mejores condiciones de financiación, y mayor optimismo, apunta a crear condiciones para un consumo privado mayor. De igual forma, el consumo de los gobiernos se espera que continúe jugando un papel de apoyo.  Después de una contracción de más del 6% en 2020, el crecimiento se espera que llegue a 3.7% en la UE en 2021 y 3.9% en 2022.

El pronóstico español para 2021 está empañado por el aumento en las tasas de infección en las primeras semanas del año y las medidas más restrictivas implementadas por sus regiones. Como resultado, el consumo privado y la inversión se espera que caigan en el primer trimestre antes de recuperarse en el segundo.

Una recuperación leve en el turismo internacional resultaría en un crecimiento mayor de las exportaciones netas en 2021, y a medida que las restricciones se levanten en la segunda mitad del año, la tasa de ahorro disminuiría, y la inversión subiría debido a mejores expectativas y reducida incertidumbre. El PIB se espera que crezca un 5.6% en 2021 y un 5.3% en 2022. Crecimiento robusto, no exento de riesgos.

Una de las variables más importantes a monitorizar serían las insolvencias corporativas, que podrían tener como consecuencia un incremento en el desempleo y la reducción de la capacidad productiva de llegar a materializarse.

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