La construcción sostenible se refiere a un enfoque holístico en el proceso de creación y gestión de edificios con el fin de minimizar su huella ambiental durante todo el ciclo de vida, además de prolongar este en la medida de lo posible.
Se nutre del diseño y la arquitectura sostenibles, que comparten el mismo objetivo, y sus pilares son los materiales respetuosos y las fuentes de energía renovables.
Pero hay mucho más detrás de esta filosofía. La incorporación de la Inteligencia Artificial ha aportado una nueva dimensión a este enfoque, que ya es tendencia en alza en el sector.
Y es que la urgencia apremia. El 11% de las emisiones globales están relacionadas con la fabricación de materiales de construcción, como acero, cemento y vidrio. Solo en la Unión Europea, el entorno construido representa el 36% de las emisiones de carbono, el 40% del uso de materiales y el 50% de los residuos de vertederos.
En esta línea, el proyecto europeo CIRCuIT es una iniciativa para fomentar el apoyo al desarrollo urbano sostenible a través de prácticas de construcción circular.
Además, la tendencia hacia el modelo de construcción industrializada apoya y refuerza los pilares de este cambio transformador en la industria.
Construcción sostenible
La construcción sostenible comprende desde la elección de materiales sostenibles (especialmente, madera) hasta la rehabilitación de edificios para prolongar su vida útil. Pasa también por la utilización de energías renovables para su abastecimiento.
Supone un cambio de tendencia, una ruptura con respecto al modelo tradicional de construcción. Desarrolla espacios que coexisten con el medio ambiente sin dañarlo. La meta es reducir las emisiones de CO2, contribuyendo al reto mundial de descarbonización, además de mejorar la eficiencia energética de las edificaciones.
Las técnicas de construcción avanzadas permiten la creación de espacios que promueven el bienestar para los habitantes y el entorno. Para ello, hacen uso de soluciones que aprovechan los recursos naturales para minimizar el consumo energético, a la vez que persiguen mejorar la calidad del aire y el confort térmico y acústico de los edificios.
La aerotermia, la energía solar, las bombas de calor de alta eficiencia, los sistemas de ventilación mecánica controlada, las soluciones de aprovechamiento del agua de lluvia… son ejemplos de cómo se reduce el consumo energético a lo largo de la vida útil de una construcción sostenible.
Arquitectura verde
La arquitectura verde concibe y desarrolla edificios que, por su construcción y equipamiento, pueden mantener o mejorar la calidad de vida del entorno. Para ello, es imprescindible que alcance un alto nivel de eficiencia, reduciendo el consumo de energía, agua y otros recursos, minimizando así la contaminación. El fin es promover un desarrollo habitacional responsable con el entorno, sostenible y viable económicamente a largo plazo.
La infraestructura verde mejora la resiliencia del edificio ante impactos como el cambio climático, a la vez que contribuye a la conservación de la biodiversidad y beneficia a sus habitantes mediante el mantenimiento y mejora de los ecosistemas que cohabitan.
Un elemento habitual es el muro verde o muro vivo. Es un sistema autosuficiente en el interior y/o exterior de un edificio. Consiste en una estructura externa que alberga vegetación, donde las plantas reciben agua y nutrientes del propio soporte vertical.
Por otro lado, las certificaciones oficiales de arquitectura sostenible o verde (como BREEAM o LEED) son cada vez más frecuentes y contribuyen a crear estándares de sostenibilidad y prácticas constructivas que minimicen el impacto ambiental de las nuevas construcciones.
Por último, pero no menos importante, la tecnología de última generación como la Inteligencia Artificial, se pone al servicio de la arquitectura y construcción sostenibles, dando lugar a soluciones de más alto nivel, como veremos en el próximo artículo.
Proyecto europeo CIRCuIT
El proyecto CIRCuIT (Construcción Circular en Ciudades Regenerativas) se puso en marcha con el fin de explorar el modo de integrar la economía circular en ciudades de toda Europa, abordando el reto de aunar teoría, práctica y política.
Liderado por Copenhague, el proyecto ha contado con una inversión total de 10.579.687 euros. La iniciativa se ha centrado en tres áreas clave: transformación y extensión del ciclo de vida del edificio, reutilización y reciclaje de materiales de construcción y diseño para desmontaje y adaptabilidad. Estos serán sin duda los pilares imprescindibles de la construcción sostenible del futuro inmediato.