Publicado el 7 de noviembre de 2024

Riesgo climático: previsión de crecimiento

Las catástrofes por el cambio climático han crecido 5 veces en los últimos 50 años. Ante esta tendencia inexorable, la conciencia por el riesgo climático está adquiriendo una relevancia generalizada en la sociedad. Gobiernos y organismos internacionales toman posiciones cada vez más contundentes ante una amenaza que cada día se percibe más real. El cambio climático conlleva, en primer lugar, una […]

Las catástrofes por el cambio climático han crecido 5 veces en los últimos 50 años. Ante esta tendencia inexorable, la conciencia por el riesgo climático está adquiriendo una relevancia generalizada en la sociedad. Gobiernos y organismos internacionales toman posiciones cada vez más contundentes ante una amenaza que cada día se percibe más real.

El cambio climático conlleva, en primer lugar, una seria amenaza a la vida en el planeta, y pone en riesgo la continuidad de la habitabilidad de la Tierra para las próximas generaciones.

Sin dejar de tener este pensamiento en el foco, existen otros daños secundarios que también son consecuencias del cambio climático y de la respuesta de la sociedad para combatirlo. Los riesgos financieros del cambio climático son numerosos y también están en el punto de mira, por afectar a todos, directa e indirectamente.

  • Riesgos físicos: efectos físicos inmediatos de fenómenos climatológicos extremos cada vez más frecuentes: incendios, huracanes, sequías, inundaciones, olas de calor, etc. Y también sus efectos a largo plazo: aumento del nivel del mar, calentamiento global, cambios en las precipitaciones, deshielo, etc. Todo ello provoca daños directos en infraestructuras, interrumpe cadenas de suministro y/o perjudica la producción agrícola. Todo ello afecta al valor de los activos y rentabilidad de las empresas.
  • Riesgos de transición: derivados de la transición a una economía neutra en su huella de carbono. Provienen de las políticas nacionales e internacionales, la nueva normativa de acción contra el cambio climático, la innovación tecnológica o el comportamiento de los mercados. Por ejemplo, las políticas internacionales imponen restricciones a las emisiones de carbono y aplican normas de eficiencia energética.

El ámbito empresarial no se queda al margen. La normativa está cada vez más encaminada a exigir información del riesgo climático a empresas de cualquier sector. Esto conlleva un crecimiento importante del riesgo climático (climate risk) del que se espera un notable empuje generalizado en los próximos años.

La amenaza del riesgo climático en Europa

Los fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más frecuentes e intensos, incluso en los escenarios más optimistas de calentamiento global, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA).

La entidad advierte que Europa ya es el continente que más rápidamente se calienta, el doble de la media mundial. A fin de detenerlo, el Reglamento Europeo sobre el Clima establece la meta de una Unión Europea climáticamente neutra en 2050, con una descarbonización total del continente.

Además, según el Acuerdo de París, también es objetivo prioritario mantener el incremento de la temperatura media global por debajo de los 2ºC respecto a los niveles preindustriales. Aunque insta a los estados a tratar por todos los medios de limitar el calentamiento a 1,5ºC.

IA contra el riesgo climático en Europa

A la vista de los últimos acontecimientos, queda dolorosamente claro que anticipar el desastre es clave, si bien no para evitarlo, al menos sí para minimizar su impacto.

Los avances en predicciones de fenómenos atmosféricos progresan rápido pero la magnitud de las catástrofes meteorológicas está superando a los gobiernos.

Una de las herramientas más potentes es el sistema de predicción del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo (ECMWF), que utiliza la plataforma AIFS (Sistema Integrado de Pronósticos con IA) y fue puesta en marcha este 2024.

La Inteligencia Artificial ya prevé la magnitud de los fenómenos climatológicos, pero lo determinante es que los gobiernos y agentes implicados (equipos de emergencias, etc.) comuniquen y actúen en consonancia con la amenaza de una potencial catástrofe. Ante un desastre climático, la percepción del riesgo real es crucial. Y, tal como seguimos viendo, esta continúa siendo una asignatura pendiente en la mayoría de los países del mundo.

Además, cabe resaltar la importancia de cultivar la memoria sobre los desastres naturales como herramienta de prevención y concienciación. Que la actualidad no sea lo único que manda, sino también y sobre todo la memoria.

Informe EUCRA

La Agencia Europea del Medioambiente publicó recientemente un informe titulado “Evaluación europea del riesgo climático” (EUCRA). El análisis identifica más de 30 riesgos climáticos con consecuencias potenciales muy severas para Europa.

El EUCRA subraya como prioritarios el aumento del calor, de las inundaciones y de los incendios forestales, además de la falta de agua. Y advierte que todo ello afectará especialmente a la cuenca mediterránea europea.

Otros factores de riesgo, no climáticos pero sí procedentes de la actividad humana, se unen a los climáticos y los agravan. En conjunto, producen efectos en cascada que afectarán a la alimentación, las infraestructuras, la salud y la economía. De ahí la importancia vital de tomar medidas de adaptación y mitigación. En España, uno de los hitos más importantes será la publicación de una Estrategia Nacional de Seguridad Energética y Climática, que se encuentra en proceso de elaboración, dentro del marco del Sistema de Seguridad Nacional.

El riesgo climático llega a todos los sectores

El cambio climático es una preocupación compartida por todos y ha trascendido a la ciudadanía, gobiernos e instituciones internacionales hasta llegar a los sectores bancario, inmobiliario o asegurador, entre muchos otros.

Recientemente, el BCE publicó que el porcentaje de bancos que realiza provisiones de riesgos climáticos y medioambientales es del 55%. El año pasado fue el 16%.

Los expertos reclaman un marco de integración del riesgo climático en la evaluación del riesgo de crédito, cuya gran dificultad se debe a la incertidumbre. Así, es necesario contar con herramientas de identificación de conductores del riesgo climático, evaluación de sus riesgos y determinación de su incidencia en los precios de los productos financieros.

Por su parte, en el sector de la vivienda vemos la puesta en marcha de nuevas medidas, como tener en cuenta la exposición al riesgo climático y los factores sostenibles en la tasación de los inmuebles o incluso en el alquiler de las viviendas (cláusulas verdes).

Por otro lado, los desarrollos urbanísticos están en el punto de mira. Un conocido agravante en Europa es que el desarrollo de las regiones incluye áreas proclives a inundaciones. Las soluciones pasan por restringir la construcción en zonas de riesgo e implementar en su lugar soluciones sobre el terreno, como áreas de almacenamiento de agua.

En cuanto al sector asegurador, la influencia del riesgo climático es crítica. Los desastres naturales aumentan los datos de siniestralidad de manera significativa. Por ello, ya están en marcha iniciativas que se enfocan en minimizar el impacto del cambio climático en los modelos de negocio y rentabilidad de las entidades aseguradoras.

En este contexto de creciente riesgo climático, son necesarias políticas supranacionales que habiliten el acceso a análisis de datos confiables y comparables en los que basar las decisiones en todos los sectores. Y todo ello bajo un marco normativo complejo y en revisión continua.

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