El hidrógeno renovable, o hidrógeno verde, es un vector energético proveniente de fuentes renovables, con cero emisiones de carbono. Un combustible limpio, de origen 100% renovable, que permite almacenar y emplear energía procedente de fuentes renovables y sostenibles.
Puede sustituir a los combustibles fósiles y ya se perfila como una de las soluciones sostenibles clave para la reducción de las emisiones de carbono en los sectores en los que resulta más complicado.
El mejor ejemplos es el de la movilidad (transportes pesados, transporte marítimo y aviación). Pero también la siderurgia e industria química y petroquímica. Por ello, tiene un papel destacado en el reto global de la descarbonización.
Existe un amplio consenso en que el hidrógeno es un pilar imprescindible para una transición energética sostenible.
El papel del hidrógeno renovable en la descarbonización
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), de los 70 millones de toneladas de hidrógeno que se producen en el mundo, menos del 1% se basa en electrólisis de agua por energías renovables. Y tan solo el 0,1% del hidrógeno que se consume es limpio o verde.
En mayo de este 2024, más de 50 países han publicado ya sus estrategias nacionales sobre el uso del hidrógeno limpio, estableciendo objetivos para 2030 y 2050.
Las posibilidades del hidrógeno renovable son más que determinantes en distintos usos:
- Movilidad: clave en vehículos mineros, trenes, aviones, camiones, autobuses y transporte marítimo.
- Uso industrial: industria química (fabricación de amoniaco y fertilizantes), petroquímica (derivados del petróleo) y siderúrgica (industria del acero).
- Generación de calor y energía: posibilidad de producir energía eléctrica limpia gracias a la electrólisis, dejando solo agua como único residuo.
- Almacenamiento de energías renovables: permite almacenar el excedente de energía generada cuando la meteorología es favorable para poder hacer uso de ella cuando no lo es.
Incluso el uso doméstico se encuentra ya en el punto de mira. Hay proyectos para sustituir la red de gas natural por una red de hidrógeno verde que aporte electricidad y calor a los hogares sin emisiones contaminantes.
En Europa, es clave para empujar la descarbonización y la transición energética. Tanto es así que la Unión Europea tiene el objetivo de contar con al menos 50 valles de hidrógeno verde en 2030.
España podría tener una buena oportunidad en este contexto, gracias a su clima y fuentes de energía renovable, posición geográfica, capacidad industrial e infraestructuras. De hecho, nuestro país tiene un papel protagonista en el proyecto H2Med, el corredor de hidrógeno verde que conectará la Península Ibérica con Europa para garantizar el abastecimiento de hidrógeno verde en Europa en 2030.
En este contexto, el sector del hidrógeno verde está preparado para un crecimiento sustancial. De hecho, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) estima que el hidrógeno representará hasta el 12 % del uso de energía en el mundo para 2050.
Hidrógeno verde en la movilidad
El hidrógeno verde se está utilizando ya en el transporte, como alternativa de movilidad sostenible. Los vehículos eléctricos con celdas de combustible de hidrógeno (FCEV, por sus siglas en inglés) son una revolución en el sector de la energía y el transporte. Usan un combustible con huella de CO₂ nula. Ahora representan el 0,5% de las ventas de vehículos nuevos con bajas emisiones… Pero, tal y como afirma la AIE, el mercado empieza a despuntar dentro del sector de la movilidad eléctrica.
Así, Hyundai fabricará 500.000 vehículos de hidrógeno antes de 2030 y París tiene una flota de taxis que funcionan con este combustible. Además, en varias ciudades europeas ya hay vehículos de recogida de residuos funcionando con esta tecnología.
Ayudas al hidrógeno renovable
La Comisión Europea (CE) dio luz verde al programa de 1.200 millones de euros en ayudas en España a la producción de hidrógeno renovable, financiado íntegramente con fondos europeos de recuperación.
Apoyará inversiones en los valles de hidrógeno renovable con una capacidad de 100 megavatios en adelante para la producción de hidrógeno verde o combustibles derivados, su almacenamiento o producción de electricidad renovable.
Para poder optar a estas ayudas, los beneficiarios necesitan demostrar que al menos el 60% de lo que se espera producir será hidrógeno renovable o combustibles derivados.
Acuerdo de París por el cambio climático
El Acuerdo de París es un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante, adoptado por 193 países más la Unión Europea, en París, el 12 de diciembre de 2015.
Su finalidad es reducir el calentamiento mundial por debajo de 2, preferiblemente a 1,5 grados, en comparación con los niveles preindustriales. Para ello, los países se comprometen a la máxima reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. La meta es lograr un planeta con clima neutro a mediados de siglo. Esto se traduce en alcanzar emisiones netas cero para 2050 (huella cero de carbono).
Según la ONU, es necesaria una reducción del 45% de emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2030 para evitar un calentamiento que amenace seriamente la continuidad de la vida en el planeta. Para lograrlo, el fin último es que todos los sectores en todos los países adopten medidas para eliminar su huella de carbono.
El Acuerdo de París logra por primera vez un acuerdo vinculante por el que todos los países se unen a esta causa común de combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.
