Si en un artículo reciente hablábamos del auge de la inversión en carbono azul, en esta ocasión merece la pena analizar la tendencia al alza de la economía oceánica, cuyo notable crecimiento aún no se puede determinar si será sostenido en el tiempo, debido a los retos que afronta.
De la que sí se espera un aumento sostenido a largo plazo es de la economía azul, la rama de la economía oceánica que se centra en la preservación de la biodiversidad marina y la reducción de la contaminación. Para ello, pone el foco en el vasto potencial de los mares y océanos como motores de crecimiento e innovación, que generan nuevas oportunidades económicas. Se fundamenta en soluciones basadas en la naturaleza (SBN), tratando de seguir los procesos naturales para lograr un desarrollo económico sostenible y regenerativo. Las SBN son los métodos y herramientas específicas al servicio de la Economía Azul, y la energía eólica marina es el ejemplo más relevante hoy en día.
Evolución reciente de las economías oceánica y azul
En 2023, el comercio oceánico mundial alcanzó los 2,2 billones de dólares: 1,3 billones en servicios y 900.000 millones en bienes. En conjunto, representó cerca del 7% del comercio mundial. El turismo es líder, con 725.000 millones de dólares, equivalentes a un tercio de todo el comercio oceánico. La acuicultura (maricultura) está también en auge, debido al agotamiento de las poblaciones pesqueras y el aumento de la demanda.
Ambos sectores son en gran parte los responsables de un crecimiento que se prevé que siga hasta 2030, superando el crecimiento económico global promedio.
También crece rápidamente la demanda de materiales marinos sostenibles. Los plásticos a base de algas y otras alternativas no fósiles pueden combatir la contaminación y abrir nuevos mercados de exportación para las economías costeras e insulares.
En este sentido, las tensiones comerciales a nivel mundial están lastrando esta industria. Los nuevos aranceles de Estados Unidos a las importaciones pesqueras suponen un desafío para los países que dependen de ese mercado. México y Canadá son los más expuestos. Aunque pueden exportar libres de aranceles bajo el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá, siempre que se respeten los requisitos del mismo.
Por otro lado, dentro de la economía oceánica, la economía azul está cobrando un gran protagonismo, debido a los grandes retos mundiales en material de sostenibilidad. De cara a 2030, se prevé que esta economía crezca al doble de la tasa de la economía global.
Los sectores líderes son la pesca sostenible y las energías renovables marinas.
Sin embargo, el creciente riesgo climático, la débil gobernanza y la falta de datos y de inversión amenazan el futuro de ambas economías, oceánica y azul. Y lo más grave es que no se trata solo de economía… Si no se toman medidas, para 2050 habrá más plástico que peces en el mar, con todo lo que ello conllevaría.
Economía oceánica: previsión de crecimiento
La Economía oceánica engloba todas las actividades económicas relacionadas con el mar, sostenibles o no. Incluye actividades que ocurren en los océanos, mares y zonas costeras, también las que resultan perjudiciales para el medio ambiente… El transporte marítimo, causante de una gran contaminación, sería un ejemplo. Esta economía se basa en la explotación de los recursos oceánicos para el crecimiento económico, sin un enfoque principal en la sostenibilidad.
En los últimos años, el comercio y la innovación han lanzado a la economía oceánica, que en 2023 alcanzó un récord de $2,2 billones de dólares. El comercio de bienes y servicios oceánicos se ha visto impulsado principalmente por el turismo y el transporte marítimo. Dichos sectores representan aproximadamente el 33% y 22% del comercio oceánico, respectivamente.
Pero también el auge de las industrias de alta tecnología ha impulsado las actividades de esta industria. Son ejemplos la biotecnología marina y las energías renovables oceánicas.
El mercado de la biotecnología marina, valorado en 4.200 millones de dólares en 2023, podría alcanzar los 6.400 millones de dólares en 2025, impulsado por alimentos marinos bajos en carbono, nuevos antibióticos y materiales de base biológica.
Las economías en desarrollo han impulsado gran parte del crecimiento de esta economía. De hecho, el comercio entre países del sur global está creciendo rápidamente, aupado por la Cooperación Sur-Sur y sus mecanismos asociados en materia de comercio, como el SGPC o Sistema Global de Preferencias Comerciales.
Actualmente el sector sustenta más de 600 millones de empleos a nivel mundial. Sostiene 100 millones de puiestos de trabajo, principalmente en los sectores de la pesca, la acuicultura y el turismo.
Economía azul: previsión de crecimiento
Dentro de la Economía oceánica, la llamada economía azul se fundamenta en el uso sostenible de los océanos para el crecimiento económico. Es la rama específica de la economía oceánica que busca la sostenibilidad ambiental junto con el beneficio económico.
Según WWF, el valor total de la Economía azul se estima en 24,2 billones de dólares, y genera un valor económico anual de al menos 2,5 billones. Se prevé que en 20230 la economía azul alcance los 40 millones de empleos a nivel mundial.
En Europa, el informe EU Blue Economy Report 2025 indica que la economía azul de la Unión Europea genera casi 5 millones de empleos y aporta más de 260.000 millones de euros al VAB de la UE. Estas cifras pueden subestimar el valor socioeconómico real de la Economía Azul de la UE, ya que se refieren solo a los sectores de los que se dispone de datos precisos (únicamente 7).
En cualquier caso, el crecimiento se sustenta en sectores como el de las algas, la acuicultura, el turismo costero y sobre todo la energía renovable marina. Dentro de esta, el sector de la energía eólica marina de la UE mantiene su rápido crecimiento.
Los beneficios del sector alcanzaron los 4.100 millones de euros en 2022, lo que representa un aumento del 56% con respecto a 2021. Con este rendimiento, es uno de los sectores de más rápido crecimiento en el conjunto de la economía de la UE.
Dentro de la Unión, los cuatro Estados miembros más grandes (Alemania, Francia, Italia y España) son también los que más contribuyen al rendimiento socioeconómico de la Economía Azul de la eurozona. En conjunto, representan el 60% del VAB total de la Economía Azul de la UE y el 52% de su empleo.
Solo en España, la economía azul emplea a más de 691.000 personas y genera alrededor de 23.000 millones de euros de valor agregado bruto.
Economía oceánica y azul y Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Los océanos producen más del 50% del oxígeno del planeta y absorben en torno al 30% del dióxido de carbono de la actividad humana. Pero no pueden desempeñar su papel si están repletos de plástico. Y es de vital importancia que lo hagan. Para ello, la financiación es un factor limitante de primera necesidad.
Según la ONU, la economía oceánica está gravemente subfinanciada, pese a su relevancia. Lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 (Vida submarina) requiere 175.000 millones de dólares anuales… Pero solo se han desembolsado 30.000 millones de dólares desde 2010. Así, el ODS 14 es el más subfinanciado de todos.
El organismo internacional señala 5 medidas urgentes para asegurar el correcto crecimiento de la Economía Oceánica de forma sostenible:
- Finalizar el tratado jurídicamente vinculante sobre contaminación plástica para reducir los residuos y fomentar el uso de materiales marinos.
- Eliminar las barreras comerciales para impulsar el comercio, especialmente Sur-Sur, en pesca y acuicultura.
- Ampliar la recopilación de datos sobre emisiones, comercio e inversión en océanos.
- Eliminar ayudas perjudiciales y aumentar la financiación pública y privada.
- Incluir los sectores oceánicos en los planes climáticos y de biodiversidad nacionales.
Por otro lado, el Tratado Global de los Océanos o Tratado de Alta Mar de la ONU, reúne ahora a 200 países para proteger la biodiversidad del 30% de los océanos de cara al 2030. Anteriormente sólo correspondía al 8%. Pero aún tiene que ser ratificado por 60 países.
En definitiva, hay mucho por hacer, pero también hay un mar de posibilidades que no se pueden desperdiciar. Confíemos en que el mundo las sabrá aprovechar.



