Un informe de la consultora inmobiliaria Cushman & Wakefield señala que el sector inmobiliario en Europa resistirá la incertidumbre arancelaria y crecerá un 9% a 2026. Otro informe, el de Nuveen Real Estate, apunta directamente a España como uno de los países mejor posicionados para aprovechar la inversión inmobiliaria extranjera. Ambas previsiones inmobiliarias en Europa se fundamentan en la interrelación de varios factores que revisamos a continuación.
A pesar del giro radical de la política económica estadounidense de Trump, la estimación de los expertos es que Europa y España conserven la previsión de crecimiento en 2025. Eso sí, algo más lenta de lo que se había estimado meses atrás.
A comienzos de 2025, el contexto del sector inmobiliario se mostraba estable, con una demanda sólida, indicios de mejora en la inversión y un Banco Central Europeo aplicando una política monetaria acomodaticia, con la finalidad de impedir la subida de los tipos de interés y que la inversión que depende de estos no resulte afectada negativamente.
Pese a que el escenario es aún cambiante y las tensiones comerciales desaceleran el crecimiento económico a grandes rasgos, estos informes indican tendencias relativamente estables en Europa y España en lo referente al sector inmobiliario. La más destacada es que Europa en general y España en particular tienen la oportunidad de captar la inversión extranjera procedente de Estados Unidos y Latinoamérica.
Sin embargo, pese a las buenas noticias para el mundo inversor, persiste el reto de tomar medidas contra la crisis de vivienda en la Unión Europea que realmente sean capaces de frenar el grave problema de acceso a la vivienda que existe en Europa. De hecho, en España fue la primera preocupación de los ciudadanos en el Barómetro de Opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de diciembre del año pasado.
Así, en el sector se dibuja una paradoja en la que conviven la crisis y la oportunidad de inversión. La solución sigue a día de hoy sin materializarse y la contradicción sigue en aumento, al igual que los precios.
Beneficios económicos clave de la expansión fiscal y el recorte de tipos en Europa
Para entender estas previsiones del sector inmobiliario, conviene comenzar anotando que la fiscalidad expansiva de Europa representa un rasgo estratégico clave. Mediante un mayor gasto público, Europa persigue impulsar la demanda, la inversión y el crecimiento. Y no solo eso, sino que también refuerza la competitividad europea a largo plazo, mediante:
- La reducción de dependencias en materias de vital importancia para la economía, como la energía.
- La modernización de sectores clave de la industria, gracias en gran parte a la financiación de los fondos europeos Next Generation.
Según señala en informe de Cushman & Wakefield, los principales factores a favor son la inflación cerca del objetivo y los recortes esperados por parte del Banco Central Europeo. La compañía prevé que la combinación de ambos reduzca los costes de financiación, estimule la inversión y el consumo y respalde el crecimiento de la eurozona.
Todo ello mejoraría la confianza inversora, incrementando los flujos de capital hacia el sector inmobiliario europeo. Pero también activaría la demanda en otros sectores.
El aumento de los costes de construcción beneficia a activos inmobiliarios existentes
Los aranceles sobre materiales de construcción como el acero y el aluminio ejercerán más presión sobre los presupuestos de los proyectos inmobiliarios. Esto supondrá que los promotores puedan retrasar, reducir o cancelar proyectos de mayor incertidumbre.
En cualquier caso, el impacto del aumento de costes de la construcción variará según el tipo de activo inmobiliario:
- Segmentos como el industrial (destinado a actividades industriales y logísticas: naves, almacenes, centros de distribución y parques industriales) podrían absorber mejor estos aumentos de costes de producción. Ello sería posible gracias a su rentabilidad más alta y su crecimiento de rentas más sólido.
- Segmentos como el comercial, oficinas o retail, con márgenes más ajustados, podrían experimentar efectos negativos (retrasos, cancelaciones…). Aunque también representa la oportunidad de apostar por un giro hacia la rehabilitación de activos existentes en lugar de desarrollar nuevos. Es el caso de la rehabilitación energética de edificios y viviendas, sobre todo por el impacto de la Ley de Eficiencia Energética en Inmobiliaria.
Oportunidades para la inversión europea y extranjera
El debilitamiento del dólar frente al euro podría moderar los flujos de capital proveniente de Estados Unidos hacia el inmobiliario europeo.
Por otro lado, el cambio en el sentimiento global acerca del riesgo favorece la demanda de activos seguros y líquidos, como los bonos soberanos europeos. Si el interés se traslada hacia activos menos líquidos también considerados seguros, el sector inmobiliario europeo podría beneficiarse. Y ello pese al significativo aumento en los precios.
Los inversores nacionales también podrían aprovechar esta ventaja para desplegar capital, mientras los estadounidenses reajustan sus estrategias internacionales.
Los autores del informe indican que “las recientes fluctuaciones en los bonos afectarán al precio de los activos y al coste del capital. Sin embargo, esta tendencia podría invertirse rápidamente según la duración de los aranceles y el grado de incertidumbre. La inercia ya se estaba consolidando a inicios de año, con abundante capital dispuesto a ser invertido”.
A medida que se vayan atenuando las presiones inflacionistas y la política monetaria se relaje, se podrá observar un aumento de la confianza en los mercados europeos de deuda y capital a lo largo de esta segunda mitad del año.
La paradoja inmobiliaria en España: crisis interna y atractivo exterior
Este 2025 se ha registrado en España el mejor primer semestre para la compra de vivienda desde 2007, con un crecimiento del 19,7%. El precio de la vivienda ha aumentado un 11,5% en el mes de julio, impulsado por las islas y las capitales.
Los expertos apuntan que el aumento de las compraventas de vivienda, pese al récord en los precios, se asemeja a la situación previa al estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.
Pero la realidad actual refleja más una crisis de oferta que podría agravarse en los próximos años, por la combinación de dos grandes factores:
- El déficit de vivienda nueva: la construcción no cubre la demanda, por la falta de suelo urbanizable y la lentitud administrativa. La inversión extranjera y los pisos turísticos agravan la situación, pues el auge del alquiler vacacional ha reducido la oferta de vivienda residencial, encareciendo el alquiler.
- La características de la oferta: en muchas zonas, la vivienda disponible es de bajo valor, pero a precios desproporcionados. Son viviendas con precios desorbitados que necesitan una gran reforma, la cual también supone un desembolso adicional más que considerable.
Además, el encarecimiento de la financiación aumenta el coste de las hipotecas y dificulta el acceso a la compra.
Pese a que se prevé que esta situación de desequilibrio se prolongue un tiempo, podría haber una caída de precios repentina en cuanto se activase la construcción de vivienda protegida y la liberalización del suelo.
En el lado de la inversión, España ha afianzado su liderazgo como uno de los mercados inmobiliarios más sólidos de Europa en 2025. Según el informe 2025 Global Trends and Tactics 1Q (primer cuatrimestre) de Nuveen Real Estate, el sector inmobiliario ha registrado una de las menores caídas en el valor de los activos inmobiliarios (-13%), muy por debajo de la media europea y lejos de graves descensos como los de Irlanda o Alemania.
Además, en el tercer trimestre de 2024, España logró retornos positivos tanto por rentas como por revalorización del capital.
Todo ello ha consolidado su posición como uno de los mercados más sólidos y atractivos para los inversores.
De hecho, España se ha colocado en cabeza como el destino de la inversión inmobiliaria internacional, en concreto para el capital proveniente de Latinoamérica. Por segmentos, oficinas y hoteles se consolidan como los sectores más atractivos para los inversores latinoamericanos. En cuanto a la localización favorita de estos inversores, claramente la capital es la elegida: Madrid concentró más del 75% de las operaciones.