Publicado el 29 de mayo de 2025

Ley de Eficiencia Energética en Inmobiliaria

La Ley de Eficiencia Energética en Inmobiliaria tendrá grandes consecuencias en el sector en toda Europa, aunque especialmente en España.
Ley de Eficiencia energética en inmobiliaria

El sector inmobiliario es el mayor consumidor de energía de Europa, con un 40%. Además, alrededor del 75% de los edificios son ineficientes energéticamente. El caso concreto de España es aún más acentuado, pues los niveles de ineficiencia superan el 84%. Para remediar la situación, de cara a un escenario de cero emisiones en 2050, Europa ha puesto el foco en la Ley de Eficiencia Energética en inmobiliaria, a fin de descarbonizar el parque inmobiliario, en favor de los edificios Net Zero

Se estima que la inversión necesaria para mejorar la eficiencia energética en una vivienda varía entre 4.000 y 34.000€, en función del tipo de construcción y grado de reforma necesario. Esta inversión, sin embargo, puede resultar en una revalorización del inmueble de hasta el 25% y un ahorro de hasta un 80% en gastos energéticos.

Para poder afrontar el ambicioso reto de la descarbonización inmobiliaria, la UE promueve multitud de medidas, subvenciones y certificados en relación a las energías renovables y a la mejora de la eficiencia energética. Si bien es un gran reto para el sector en su conjunto, ofrece una oportunidad de transformar y enriquecer varias industrias implicadas, entre ellas el sector de la construcción. Además abre una puerta hacia la necesaria huída a gran escala de las energías fósiles.

Descarbonización del parque inmobiliario europeo

La descarbonización del parque inmobiliario es uno de los objetivos a largo plazo de la UE, para hacer efectivos los compromisos del Pacto Verde Europeo. En particular, el de lograr un parque inmobiliario totalmente descarbonizado en 2050.

A partir de 2030, todas las viviendas en venta o alquiler deberán tener una calificación energética mínima E. Esta exigencia se incrementará en 2033, cuando será necesaria una calificación mínima D. La medida, incluida en la Directiva Europea sobre Eficiencia Energética de los Edificios, busca reducir el consumo energético y las emisiones de carbono.

La Directiva de Eficiencia Energética en los Edificios (EPBD, por sus siglas en inglés) distingue entre los sectores residencial y no residencial. Para ambos establece rutas de rehabilitación progresiva y normas mínimas de eficiencia energética en ambos casos.

En los edificios residenciales existentes el objetivo de reducción del consumo medio de energía primaria es del 16% en 2030 y 20-22% en 2035. Cada Estado deberá  garantizar que al menos el 55% de la disminución del consumo medio de energía primaria sea mediante la renovación de los edificios menos eficientes. Eso sí, cada Estado decidirá las medidas específicas para llevarlo a cabo.

En los edificios no residenciales existentes, habrán de renovarse el 16% de los edificios menos eficientes en el 2030 y el 26% en 2033. Los Estados miembros tendrán la posibilidad de eximir de estas obligaciones a determinadas categorías de edificios residenciales y no residenciales, incluidos edificios históricos o vacacionales.

En relación a la financiación, los fondos NextGeneration EU y el Plan de Recuperación ofrecen subvenciones y deducciones fiscales para llevar a cabo las reformas energéticas. Por otro lado, en las comunidades autónomas y los ayuntamientos se están implementando ayudas específicas para rehabilitación energética. En cualquier caso, los propietarios deben realizar inversiones iniciales de entre 10.000 y 20.000€. Pero tendrán un notable impacto en la valoración de los inmuebles. 

Descarbonización inmobiliaria en España

El sector de la construcción en España consume el 31,6% de la energía final del país y es responsable del 9,3% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero.

Así, en el caso de España, el impacto de esta normativa es especialmente significativo. Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), más del 84% de las viviendas tienen una clasificación inferior a la E. Estos inmuebles no podrían ser comercializados legalmente a partir de 2030 sin realizar reformas.

Según la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias (FAI), la antigüedad media del parque inmobiliario es superior a 40 años. Esto implica que aproximadamente 4 de cada 5 edificios en nuestro país son ineficientes energéticamente. 

Además, el 82% del parque edificado consume más recursos de los necesarios para alcanzar unos niveles óptimos de confort y servicio, según datos del Observatorio sobre Gobierno, Estrategia y Competitividad de las Empresas (GECE).

El reto de revertir esta situación ofrece posibilidades significativas para la innovación, la creación de empleo y el desarrollo de un sector inmobiliario de más calidad, más resiliente y más eficiente energéticamente.

De hecho, la transición hacia edificios de cero emisiones va más allá de la responsabilidad ambiental, también es una estrategia económica que redefine el valor inmobiliario y el urbanismo del futuro.

Rehabilitación energética de edificios en España y Europa

En comparación con otros países europeos, la tasa de renovación energética de España es muy baja, alrededor del 1%. La nueva Directiva de la UE establece que los Estados miembros deben alcanzar una tasa anual de renovación energética del 3%. Esto dificulta el cumplimiento de los objetivos energéticos establecidos por la actual normativa europea. Mientras, otros países como Noruega, Eslovaquia, Francia o Austria están llegando a tasas de restauración del 2%.

Las rehabilitaciones energéticas se basan en mejoras en los sistemas de aislamiento de paredes, cubiertas o suelos bajos y la sustitución de carpintería exterior, ventilación y calefacción. Todos ellas son clave para mejorar los Certificados de Eficiencia Energética (CEE) necesarios para poder vender o alquilar una propiedad.

Según la nueva ley europea, los Estados miembros deben tener un “Plan Nacional de Rehabilitación de Edificios” con objetivos específicos para 2030, 2040 y 2050, enfocados en incrementar la tasa anual de rehabilitación energética de edificios. Además, deben tomar medidas para descarbonizar los sistemas de calefacción y eliminar gradualmente los combustibles fósiles en la calefacción y la refrigeración. La meta es eliminar por completo las calderas de combustibles fósiles en 2040. 

El pasaporte de rehabilitación: PASE-E y BRP

La nueva EPBD promueve el denominado “Pasaporte de Rehabilitación” como guía para afrontar la rehabilitación energética del parque inmobiliario. 

En España, el «pasaporte de rehabilitación energética» se refiere a dos conceptos diferentes, aunque relacionados: el Pasaporte del Edificio (PAS-E) y el Pasaporte de Renovación de Edificios (Building Renovation Passport o BRP). 

El PAS-E es un instrumento que acompaña a las comunidades de vecinos en el proceso de rehabilitación del edificio. Por su parte, el BRP es una herramienta de la Unión Europea para impulsar la renovación energética a largo plazo. 

Así, el PAS-E es un plan individualizado para cada edificio residencial que busca mejorar la calidad del edificio en todos sus aspectos, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida y reducir el impacto ambiental.

El BRP, por su parte, se concibe como una evolución del certificado energético, ampliando su alcance para ofrecer una hoja de ruta orientada a la mejora progresiva del edificio a largo plazo. Aparte de las mejoras energéticas, puede abarcar mejoras en seguridad contra incendios, eliminación de sustancias peligrosas y accesibilidad, entre otros. 

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