El plan anunciado hace tres años de instalar peajes en 2024 como forma de financiación para la conservación de autopistas fue sustituido por el fomento del transporte de mercancías por vía férrea. Esta nueva propuesta (recogida en la adenda del Plan de Recuperación y Resiliencia) permite además reducir las emisiones contaminantes asociadas al transporte por carretera. Al igual que sucede con la movilidad eléctrica, las autopistas deben ir en consonancia con los nuevos retos asociados a una movilidad más sostenible, conectada y autónoma
Sin embargo, el déficit que genera el mantenimiento de las autopistas en España sigue siendo un problema para el que, si bien no faltan propuestas, no existe aún una solución definitiva a día de hoy.
Según calcula la Asociación de Conservación y Explotación de Infraestructuras (Acex), el gasto crece alrededor de 540 millones de euros al año. La solución pasa por evaluar la viabilidad de distintas opciones que están sobre la mesa para abordar el reto de la financiación y conservación de autopistas y carreteras en nuestro país.
Medidas al problema de financiación de autopistas
Con el fin de compensar la inflación que experimentan los costes de explotación, a principios de 2024 el Gobierno autorizó una subida de peajes de entre el 5 y el 6,65%, por encima del 4% de 2023. Esta medida se quedó a medio camino respecto a las peticiones de las empresas concesionarias. El resto se seguirá compensando a través de los Presupuestos Generales del Estado.
Pero no todos los peajes han subido porque los ‘públicos’ seguirán congelados un año más. Se trata de los tramos que gestiona la Sociedad Estatal de Infraestructuras del Transporte Terrestre (Seitt) desde que fueron asumidos por el Estado tras su quiebra. Son alrededor de 700 km, de los 1.435 km de autopistas que mantienen el pago por uso de forma directa. Este modelo mixto se mantendrá para estos tramos hasta 2032. Además, el convenio puede ampliarse por otros siete años, por lo que el modelo de autopistas estatales de peaje previsiblemente se mantendrá ya entrada la próxima década.
Gastos de mantenimiento de autopistas
Seitt prevé invertir hasta 2026 más de 366 millones de euros (sin IVA) en actuaciones para el correcto funcionamiento y puesta a punto de las autopistas y tramos libres. Además, también se contempla la inversión en nuevas actuaciones por un total de 60,4 millones.
Además de eso, el Estado debe encargarse también de la conservación ordinaria de la infraestructura. Mientras que las antiguas concesionarias la explotaban con un criterio estrictamente empresarial y cubrían estos costes a través de los peajes, el Gobierno aplica desde enero de 2019 una rebaja media general del 30% sobre las antiguas tarifas. Queda por ver, conforme pasan los años y se acumulen las reparaciones, si este modelo de explotación resulta excedentario o deficitario.
Desde la cartera de Transportes detallan que el nuevo contrato de conservación y explotación (con una duración de 4 años) para los 700 km de carreteras que gestiona Seitt asciende a 157,5 millones de euros.
De cara al futuro, habrá que ver qué sucede con el resto de peajes, una vez expiren las concesiones que todavía están en vigor: la AP-68 Bilbao-Zaragoza en 2026 y la AP-6 Villalba-Villacastín-Adanero en 2029. Los restantes once tramos vencen entre 2031 y 2074.
Por otro lado están las 11 autovías denominadas de primera generación que, construidas en los años 80. Desde 2006 se rigen por un sistema de peaje ‘en la sombra’ ligado a un sistema concesional que cubre su mantenimiento y modernización. Los actuales contratos llegarán a su término el año que viene.
Encarecimiento de la conservación de autopistas
La inflación de las materias primas y la energía ha incrementado entre un 22 y un 25% el coste de mantenimiento de un kilómetro de autovía/autopista, según Acex. Esto agrava el problema del gasto de mantenimiento de las carreteras.
Desde la Asociación Española de la Carretera (AEC) añaden que, a pesar de este escenario inflacionista, los contratos de conservación no han actualizado los precios.
Por eso, apuntan a la necesidad de buscar nuevas fuentes de financiación, como pago por uso y contaminación.
El bono de movilidad
En este contexto, surge también la propuesta del bono de movilidad, que concedería una serie de kilómetros gratuitos a cada tipo de vehículo y gravaría el exceso de esos límites.
Desde AEC argumentan que el bono de movilidad es un instrumento idóneo para la adaptación a las infraestructuras del futuro (digitalización, conectividad y automatización) y abre la puerta al desarrollo de un mercado de soluciones de movilidad.
En cualquier caso, la industria se enfrenta a grandes retos en términos de financiación y modernización de las infraestructuras.
