rehabilitación energética
6 junio 2022 Compartir en:

Este año será clave en los planes para relanzar la rehabilitación energética de viviendas

En el camino a la descarbonización total de la economía, la vivienda es un sector imprescindible, por eso los fondos europeos Next Generation incluyen la rehabilitación energética como una de las actividades subvencionables. España empezó a distribuir estas ayudas a finales de 2021 pero este será el año en el que más recursos se destinen dentro de un plan a tres años que quiere llegar a 160.000 viviendas.

En los últimos tiempos, la rehabilitación encaminada a mejorar la eficiencia energética de las viviendas se ha convertido en una cuestión recurrente al hablar de descarbonización e incluso de independencia energética porque ambas (también) pasan por reducir el uso de aquellas fuentes de energía de origen fósil que aumentan el balance de CO2 en la atmósfera; esas que casi toda Europa no tiene más remedio que importar en grandes cantidades.

La rehabilitación energética es una forma relativamente rápida de recortar la factura de la luz, pero sobre todo del gas, de todo un país. Algunos cálculos sitúan entre un 5 y un 6% la reducción del consumo total de energía que podría lograr la Unión Europea si renovase los edificios ya existentes.

En España, casi el 45% de los edificios es anterior a 1980, año en el que por primera vez se establecieron unos requisitos mínimos de aislamiento térmico; el porcentaje es aún mayor (50%) en el caso de los edificios de uso residencial, en concreto, 9,7 millones de viviendas, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Las cifras dan idea del reto que supone mejorar su eficiencia energética.

El problema de la antigüedad lo compensa en parte un consumo de energía de los hogares españoles respecto al total que está por debajo de la media europea (40%) y supone una quinta parte del total, aunque si hablamos únicamente de electricidad, el porcentaje se eleva a la cuarta parte. De hecho, el sector residencial se sitúa en este aspecto por encima del terciario (comercio, servicios y administraciones públicas). El Gobierno espera que con el actual ‘Programa de rehabilitación para la recuperación económica y social en entornos residenciales’ se reduzca el consumo medio de energía primaria no renovable tanto en hogares como en construcciones no residenciales en, al menos, un 30%.

No es un asunto que ocupe y preocupe solamente a España. Al norte de los Pirineos, el aislamiento térmico de los hogares se toma muy en serio, a pesar de que el punto de partida sea mejor en muchos casos. Francia, por ejemplo, prohibirá a partir de 2023 la venta o alquiler de cualquier vivienda que consuma más de 450 kWh de energía final (la que se refleja en el contador) por metro cuadrado y año. Se estima que esta limitación afectará inicialmente a unas 90.000 viviendas al año, pero el plan es implantar umbrales cada vez más bajos entre 2025 y 2028 que permitan llegar a un parque de 4,8 millones de casas (la quinta parte del total). 

Eso sí, comparada con Francia, España tiene una mayor debilidad desde el punto de vista de su dependencia energética del exterior, que ronda el 70%, por lo que le interesa más si cabe avanzar en este terreno. Y aunque la tipología de vivienda más común es la de un piso situado en edificios en altura (68% del total), que consumen casi la mitad que las viviendas unifamiliares, según cálculos oficiales más del 81% de los edificios existentes tiene una categoría energética E, F o G –las peores en cuanto a emisiones-, aunque este porcentaje se eleva al 84,5% si medimos el consumo energético. Para entender mejor lo que esto dice del parque español de viviendas, un hogar con etiqueta ‘G’ consume de media 10 veces más energía que otra con la ‘A. Las que pertenecen a esta categoría solo representan el 0,2% de las construidas actualmente.

Tres años para acelerar la rehabilitación

Desde Moncloa se reconoce el “importante potencial de la rehabilitación energética” que ofrece este panorama y por eso el Plan de recuperación, transformación y resiliencia (PRTR) puesto en marcha para canalizar los fondos europeos Next Generation trata también de encarar los retos nacionales y europeos que tiene materia de sostenibilidad el sector de la vivienda.

Se espera que en concreto el ‘Programa de rehabilitación para la recuperación económica y social en entornos residenciales’, dotado con 3.420 millones de euros distribuidos en tres años, permita acelerar la actividad de rehabilitación por encima del 10%en número de edificios- y del 35% en términos de presupuesto– registrados entre 2017 y 2019, un ritmo que aunque netamente superior al de ejercicios precedentes, “sigue siendo significativamente inferior al de países de nuestro entorno, e insuficiente para cumplir con los objetivos establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima y la Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España”, según reconoce el propio ejecutivo.

El primer tramo de esta ‘terapia de choque’ para acelerar la rehabilitación arrancó en el cuarto trimestre de 2021 cuando se transfirieron 1.151 millones de euros a las comunidades autónomas, encargadas de repartir los fondos a través cinco programas en materia de rehabilitación residencial que se regulan en el Real Decreto 853/2021, de 5 de octubre.

No es la única medida, también hay novedades en cuanto al IRPF incluidas en el RD-ley 19/2021, de 5 de octubre: tres nuevas deducciones que comenzaron a aplicarse desde el pasado 6 de octubre de 2021 y que pueden alcanzar hasta el 60% de lo que se invierta sobre una cuantía de hasta 15.000 euros por vivienda. Además, se establece que las ayudas de este plan en particular no computen como ingreso en términos de IRPF, lo que asegura que ningún beneficiario tenga que devolver luego vía impuestos una parte del dinero que reciba.

A esto hay que sumar una línea de avales para la cobertura parcial por cuenta del Estado (a través del ICO) de la financiación de obras de rehabilitación que contribuyan a la mejora de la eficiencia energética, así como una serie de modificaciones para facilitar la toma de decisiones por parte de las comunidades de propietarios que quieran acometer este tipo de obras.

La aplicación de todas estas medidas y actuaciones en estos últimos meses permiten afirmar, a modo de balance, que estamos en un momento clave para el despegue del sector de la rehabilitación de viviendas en España y cumplir con nuestros compromisos nacionales y europeos en la materia”, argumentan desde el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma), que engloba las competencias en materia de vivienda.

Presupuesto para 2022

Los Presupuestos Generales de este año prevén 1.389 millones de euros –200 más que en 2021– para fomentar la rehabilitación residencial que se transferirán nuevamente a las comunidades autónomas previo acuerdo de la Conferencia Sectorial de Vivienda, Urbanismo y Suelo. “La anualidad presupuestada se transferirá cuando ya exista avance significativo de las ayudas que se están publicando durante esos meses”, concretan desde el Mitma.

Debido a la mayor disponibilidad de fondos durante este ejercicio, en el caso de la rehabilitación de barrios, la ayuda puede llegar a 21.400 euros por vivienda y al 80% de la inversión, cantidades “muy superiores a las establecidas en convocatorias anteriores, con la particularidad añadida de que no están sujetas a tributación, es decir, son fiscalmente neutras y, por tanto, el perceptor de la ayuda no tiene que declararla”, recalcan desde Vivienda.

En 2023, el Programa contará con otros 430 millones de euros que totalizarán los 2.970 millones en subvenciones para los tres años previstos; el resto hasta completar el montante de 3.420 millones se reparte entre las deducciones de IRPF (450 millones) y los avales ICO (1.100 millones). El reto es llegar a 160.000 hogares de toda España, un pequeño paso nada más para un objetivo mucho más ambicioso hasta 2030: 1,2 millones de viviendas rehabilitadas energéticamente, es decir, 300.000 cada año.

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