Son varias las macrotendencias que repercutirán con fuerza en la economía de 2025. Se trata de grandes retos que condicionan el crecimiento a nivel mundial en los próximos meses, e incluso años en algunos casos. Y es que la actualidad económica no se mide solo por los datos y previsiones, sino también por las grandes transformaciones que influyen en el comportamiento de la economía. Así, la transformación digital, la transición energética y climática, el envejecimiento demográfico y los cambios geopolíticos son 5 megatendencias que van a marcar el escenario económico este 2025.
Inteligencia Artificial (IA) y ciberseguridad
De aquí a 2027, se espera una inversión de 1,5 billones de dólares en centros de datos de IA. El problema es que gran parte de empresas aún no está sacando rendimiento real de esta tecnología. Solo el 5% de las empresas en Estados Unidos afirman utilizar la IA en sus productos o servicios. En la mayoría de países, el mercado es llamativamente menor. La presión por hacer la IA rentable alcanzará su punto álgido este 2025, cuando los inversores exigirán el retorno de su inversión.
La dificultad a la que se enfrenta la industria está en las distintas barreras que limitan el ritmo de desarrollo de la IA. La falta de novedades sobre su entrenamiento es una de las más destacadas. También el aumento del consumo energético de sus sistemas.
Las empresas trabajan ya en las vías para solventar estas limitaciones. Por ejemplo, nuevos chips más eficientes o pequeños para que requieran menos energía.
Por otro lado, la ciberseguridad representa un gran reto a día de hoy. Grandes compañías y organismos públicos se enfrentan constantemente a ciberataques, dado el aumento de la delincuencia informática. Con sistemas cada vez más potentes, la ciberdelincuencia tiene costes multimillonarios.
Transición energética
En 2030, el 46% de la generación eléctrica mundial se generará en fuentes renovables, y la energía solar y eólica representarán en conjunto el 30%. En concreto, la energía solar fotovoltaica se convertirá en la principal fuente de electricidad renovable, según la Agencia Internacional de Energía (IEA). La organización concreta que la energía fotovoltaica representará un 80% del crecimiento de la capacidad renovable mundial hasta 2030. Esto será resultado de la construcción de nuevas plantas solares de gran tamaño y el aumento de cubiertas fotovoltaicas en empresas y viviendas.
En Europa, se prevé que la capacidad renovable acumulada aumente un 78%, llegando a casi 1.600 GW para 2030. El 70% de la expansión se concentra en Alemania, Inglaterra, Italia, Turquía, Francia, España y los Países Bajos. La energía solar fotovoltaica representará el 70% del crecimiento de la capacidad de la región europea hasta 2030.
En España, el objetivo es alcanzar el 81% de generación eléctrica renovable para 2030. Esto supondría un ahorro de más de 85.000 millones de euros en importaciones de combustibles fósiles en una década. A ello se suma el posicionamiento del país como un hub global de acceso a mercados como el europeo, el latinoamericano y el norte de África. Con todo ello, el stock de inversión extranjera ha aumentado más del 33% entre 2018 y 2022 y representa el 40% del PIB, por delante de Alemania o Francia.
En cualquier caso, el vínculo entre energía limpia y crecimiento económico ya es un hecho reconocido por los expertos y seguirá siendo tendencia en los próximos años.
Transición climática
Afrontar de forma eficaz los riesgos corporativos conlleva priorizar la adaptación al cambio climático. Esto es así cada vez en más sectores. De hecho, los expertos ya señalan el 2025 como el año de capitalizar la necesidad de adaptarse al cambio climático.
Según el Global Risks Report 2025 del Foro Económico Mundial, los fenómenos climáticos extremos serán el segundo riesgo a nivel internacional por severidad en el corto plazo (próximos 2 años) y el primero en el medio (próximos 10 años).
El cambio climático no es solo una prioridad desde el punto de vista de gestión de riesgos. También es una necesidad estratégica para cualquier sector. Las estrategias de mitigación para frenar el impacto a largo plazo del cambio climático son cada vez más frecuentes en las compañías. También la valoración de riesgos físicos crónicos y catastróficos. Y la previsión es que el riesgo climático siga creciendo en los próximos años.
Son muchos los sectores que ya obtienen una ventaja estratégica de la implementación de iniciativas de prevención de riesgos climáticos. Especialmente, aquellos con relación directa con estos fenómenos adversos, como el sector seguros, energía e infraestructuras. En España, el sector agroalimentario y el turístico también son muy sensibles a este riesgo.
Envejecimiento demográfico
Este 2025, más de 1.200 millones de personas en el mundo tendrán más de 60 años. La ONU prevé que el porcentaje de la población mundial mayor de 65 años aumente del 10% de 2022 al 16% en 2050. Ese año, el número de personas de 65 años o más en todo el mundo será el doble del número de niños menores de 5 años y casi equivalente al número de niños menores de 12 años.
El envejecimiento de la población afecta a la tasa de crecimiento económico porque afecta a la población en edad de trabajar, a la tasa de ahorro y a la propensión al consumo, al espíritu emprendedor, a los mercados financieros, etc. Es una tendencia que se perfila irreversible, con importantes consecuencias sobre determinadas industrias y sectores, como el farmacéutico o los fondos de pensiones.
Afrontar el reto del envejecimiento de la población pasa por combinar inversión en capital humano e infraestructura, reformas políticas e institucionales e innovaciones tecnológicas.
Cambios geopolíticos
El creciente riesgo geopolítico que llevamos arrastrando ya varios años tiene implicaciones a escala global. La sociedad, la economía, la inversión y el crecimiento global se ven afectados.
Destaca la escalada de las tensiones geopolíticas derivadas de la guerra en Ucrania y del conflicto en Oriente Próximo. También es muy determinante el cambio del rumbo de la política estadounidense tras las últimas elecciones. Su aislacionismo y proteccionismo pueden impedir los avances necesarios para lograr alianzas cruciales y estabilidad internacional.
Por otro lado, la competencia continua entre Estados Unidos y China, sobre todo por el dominio tecnológico, también aumenta la tensión del escenario geopolítico.
Además, Rusia, China, Irán y Corea del Norte colaboran entre sí para debilitar a las potencias occidentales.
Todo ello dificulta la mejora y reducción de los riesgos geopolíticos este 2025, que en algunos frentes se presenta como un gran desafío al entendimiento y el avance.