Si la guerra de Ucrania se estabiliza y China no experimenta una brusca reactivación económica, el mercado de materias primas podría dejar atrás la volatilidad que ha experimentado desde la reactivación pospandémica y estabilizarse a lo largo de 2023. Es uno de los escenarios posibles que supondría un alivio para el sector de la construcción, enfrentado en los últimos dos años al alza incesante de los materiales básicos para su actividad. La situación ha llegado a ser tan impredecible que ha puesto en peligro la continuidad de muchas obras en ejecución y ha agudizado el fenómeno de la obra pública desierta. ¿Se puede hablar ya de una vuelta a la ‘normalidad’? Con precios de algunos metales todavía un 28% por encima de los niveles prepandemia y del gas y la electricidad un 556% y 121%, por no hablar de los carburantes, el sector de la obra pública no ve razones todavía para lanzar las campanas al vuelo.
La mayor inyección de recursos públicos de la historia de la Unión Europea a cuenta de los planes de recuperación tras la crisis de la Covid-19 Next Generation EU, con una importante inyección económica para la obra pública, hacían presagiar buenos tiempos para el sector de la construcción hasta que se desató la inflación alimentada por la reactivación postpandémica, la abundancia de dinero en circulación por los planes de estímulo y el crédito barato. La puntilla para una economía ya recalentada fue el inicio de la invasión de Ucrania.
Un año después de ese último shock, el IPC registrado en el punto más álgido de ese proceso (10,8%) parece una lejana pesadilla comparado con el dato de marzo de 2023 (3,3%), pero el índice general esconde una realidad menos optimista, la del IPC subyacente que incluye los precios de la energía y los alimentos. Ese indicador está todavía en el 7,5% y solo ha caído una décima desde el comienzo del año. ¿Se puede descartar entonces la posibilidad de que la inflación siga desbocada? Lo que está claro es que la volatilidad es el signo de los tiempos y la incertidumbre, la nueva normalidad. Últimos ejemplos de esta dinámica son las turbulencias que ha causado la quiebra de un banco relativamente pequeño como el Silicon Valley Bank (la decimosexta entidad de Estados Unidos por activos) o el repunte de la tensión en el conflicto de Ucrania tras la entrada de Finlandia en la OTAN.
¿Darán las materias primas un respiro al sector de la construcción en 2023?
En medio de este panorama, el sector de la construcción se pregunta cómo evolucionará el coste de los materiales de construcción. A finales del año pasado, un indicador de referencia respecto al mercado de futuros del aluminio y el cobre como el London Metal Exchange Index (LME) estaba todavía un 28% por encima del nivel previo a la irrupción de la Covid-19.
Ahora, el LME anticipa un ligero repunte del precio del aluminio en lo que queda de año, especialmente a partir del mes de julio, mientras que el cobre seguiría una tendencia prácticamente inversa. Por su parte, los índices de metales de JP Morgan y el Rogers seguían en las mismas fechas un 59% y un 26% por encima de sus niveles prepandemia, respectivamente.
De acuerdo con el Índice de precios y materiales diversos de la construcción que elabora el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en 2022 la cal se encareció más de un 43%, el yeso un 42,66%, el acero un 28,33%, el hormigón un 15,27%, el cemento en torno a un 14% y los áridos un 11,5%. El último dato disponible (enero de 2023), refleja nuevas subidas respecto a diciembre en áridos (3,35%), cemento (7,7%) y hormigón (8,78%), mientras que caen acero (2,5%), cal y yeso (un 1,6% en ambos casos). No obstante, hay que recordar que el acero es todavía un 66% más caro que al comienzo de la pandemia, según los registros del Ministerio. Otro elemento imprescindible en la construcción como la madera está un 26% por encima de su nivel preCovid.
Precisamente las grandes constructoras representas por Seopan llaman la atención sobre el hecho de que los precios de los materiales y de la energía “siguen en niveles muy superiores a 2020”, hasta el punto de que durante el año pasado “el 85% de las obras” requirieron revisiones de precios “que superan el límite del 20% del RDL 3/2022”. Como parte de las medidas para paliar los efectos de la inflación, el Gobierno reintrodujo de manera excepcional la actualización automática del precio de los contratos de obra pública durante un año, pero ha decidido no prorrogar esta medida en 2023.
Desde Seopan, calculan que, a pesar de la tendencia a la baja de los metales industriales en los últimos meses, los costes del acero, cobre y aluminio “continúan siendo un 51%, 38% y 33% superiores, respectivamente, a los de 2020”. Por su parte, aunque el gas y electricidad han bajado “un 12% y 62%”, son “una losa para la actividad al incrementarse un 556% y 121% con respecto a los de 2020”.
El precio de las materias primas en 2023
Para el investigador Jaume Servent, la relativa estabilidad de los precios que se atisba en el horizonte tiene que ver con una vuelta a la situación anterior a la invasión de Ucrania por parte de Rusia -tercer exportador mundial de metales- que “generó expectativas negativas entre los inversores, que anticiparon mayores costes energéticos y, por tanto, una caída en la oferta de metales (cuya producción es muy intensiva en el uso de energía) -recuerda en un análisis publicado por CaixaBank Research-. Sin embargo, estas mismas expectativas dieron un giro drástico al no materializarse los peores temores de desabastecimiento de materias primas debido al conflicto y, más tarde, debido al deterioro de las perspectivas de crecimiento en las economías desarrolladas”.
En el centro de ese deterioro de las perspectivas está China que el año pasado creció un 3%, según sus autoridades, lo que supone uno de los menores avances de los últimos 40 años. De cara a 2023, la gestora de inversiones Schroders augura para el gigante asiático un crecimiento del 5% “impulsado por el gasto en infraestructuras, la recuperación del mercado de la vivienda y la relajación de las restricciones por el Covid-19”. David Rees, economista sénior de la firma especializado en mercados emergentes, argumenta que “el gasto en infraestructuras se ha disparado en 2022, y debería seguir respaldando el crecimiento durante más tiempo en un momento en el que el contexto normativo es positivo”, al tiempo que reconoce que “incluso aunque prevemos que la economía empezará a recuperarse a corto plazo, las perspectivas a largo son complicadas”.
En su análisis, Servent destaca el papel que ha tenido también en la reciente trayectoria bajista de las materias primas la apreciación del dólar que “ha supuesto una presión adicional a la baja en el precio de las commodities, ya que estas se comercian en dólares en los mercados internacionales”.
A partir de aquí, uno de los posibles escenarios es que no pase nada más que ponga de nuevo patas arriba la economía mundial, que China no crezca más de lo previsto y que las medidas monetarias adoptadas por los bancos centrales europeo y estadounidense consigan enfriar la economía. En este caso, Caixabank Research prevé que en 2023 la variación internanual de los materiales de construcción se moderaría y “registraría valores negativos a partir de abril. En promedio, el coste de construcción residencial en 2023 sería un 3% inferior con respecto al 2022, pero en diciembre de 2023 sería todavía un 15% superior al de enero de 2019”.
El segundo escenario sería el de precios altos en el que “el coste de construcción se mantendría en niveles altos en 2023, con un crecimiento del 1% interanual”. En tercer lugar, si la tendencia fuera bajista, con una vuelta a los niveles de 2019 para mediados de 2024 “en el promedio del año 2023, los precios estarían un 7% por debajo del nivel de 2022”.
El factor de la gasolina
Otra variable que afecta al sector de la obra pública es el precio de los carburantes. Al igual que sucede con las materias primas y los materiales de construcción, están lejos de los máximos históricos que alcanzaron a mediados del año pasado y tras estabilizarse a comienzos de 2023, han seguido frenando desde el mes de febrero, pero su nuevo ‘suelo’ está también muy por encima del anterior. Además, esta tendencia podría invertirse a partir de mayo una vez que la OPEP+ aplique su anunciada reducción de producción -la segunda desde otoño- equivalente a 1,15 millones de barriles diarios. Según algunos expertos, esto podría suponer que los combustibles se encarezcan 7 céntimos por litro en España.