Publicado el 10 de diciembre de 2021

Nueve asuntos económicos a los que prestar atención en 2022

Javier Díaz-Giménez 1. Si no hay sorpresas positivas, 2022 no será un año Post-Covid.  Desgraciadamente, será un año Con-Covid. En 2020 la coyuntura económica seguirá determinada por la pandemia. Las tasas de crecimiento, la evolución del empleo, las tasas de inflación, y las políticas monetarias y fiscales dependerán de la evolución de los contagios, de […]

Javier Díaz-Giménez

1. Si no hay sorpresas positivas, 2022 no será un año Post-Covid.  Desgraciadamente, será un año Con-Covid.

En 2020 la coyuntura económica seguirá determinada por la pandemia. Las tasas de crecimiento, la evolución del empleo, las tasas de inflación, y las políticas monetarias y fiscales dependerán de la evolución de los contagios, de la ocupación de los hospitales y de las UCIs, de la letalidad de las nuevas mutaciones del virus y de las nuevas oleadas de la epidemia y de las restricciones que se adopten para contenerla.

Si en 2022 terminara habiendo poco Covid o si la inmunidad es adquirida, y la generalización de las vacunas y los nuevos tratamientos fueran capaces de contener la epidemia, se cumplirán los pronósticos que anticipan un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de la economía mundial en torno al 5 por ciento, del de la Eurozona en torno al 4 por ciento y del de la economía española en torno al 6 por ciento.  Pero si en 2022, los repuntes o las mutaciones del virus obligaran a imponer nuevos confinamientos, a limitar los viajes internacionales o a reducir los aforos de la educación, del ocio, de la hostelería, y de los eventos, esos pronósticos no se cumplirán y las tasas de crecimiento serán menores que las previstas.

2. Si no hay sorpresas negativas, 2022 será un año de crecimiento elevado y de continuación de la transición económica.

Si comparamos las tasas de crecimiento previstas para 2022 con sus medias históricas, y si no hay sorpresas negativas, 2022 todavía será un año con un crecimiento del PIB muy robusto.  Entre 1980 y 2020, según el Fondo Monetario Internacional, la tasa de crecimiento medio del PIB mundial fue del 3.3 por ciento, la del PIB de la Eurozona fue del 1.3 por ciento y la del PIB español del 2.0 por ciento.  Si no hay sorpresas negativas, el rebote del PIB y del empleo que se ha producido en 2021 continuará en 2022. El escenario central es que la vuelta del crecimiento a las tasas habituales no se produzca hasta mediados 2023.

Pero 2022 será un año más de transición económica. El entorno económico de 2019 y la economía Pre-Covid nunca tuvieron billete de vuelta.  La economía que emerja cuando hayamos superado la pandemia será una economía distinta a la que dejamos atrás.  El teletrabajo formará parte de nuestras vidas y viajaremos menos por motivos profesionales; la educación y los eventos serán distintos y los modelos híbridos convivirán con los presenciales; las terrazas se apropiarán de las calles en detrimento de los automóviles; y la digitalización, la automatización y la descarbonización continuarán transformando nuestras actividades productivas y nuestras vidas. Solo nos queda por descubrir si el ritmo de estas transformaciones será rápido, muy rápido o vertiginoso.

3. En 2022 continuarán las dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento de China.

Cuanto crecerá el PIB de China en 2022 es una de las zonas más oscuras de los pronósticos.  Con una aportación al crecimiento del PIB mundial cercana al 30 por ciento, en 2022 China seguirá siendo la economía más determinante del crecimiento del PIB mundial. En 2022 seguiremos dudando sobre la veracidad de sus datos económicos, sobre la sostenibilidad de su sistema político, sobre las repercusiones de su burbuja inmobiliaria y sobre su capacidad de seguir transformando su economía pasando de basar su crecimiento en la inversión y las exportaciones a basarlo en el consumo y las importaciones.  Pero en 2022 el PIB de China seguirá creciendo. Probablemente a una tasa cercana al 6 por ciento.

4. Si no hay sorpresas muy negativas, 2022 no será un año de estanflación. 

La inflación y los desabastecimientos son dolores de crecimiento. Si la evolución de la pandemia permite que el rebote económico continúe al ritmo previsto, en 2022 tendremos inflación y crecimiento. Si la evolución de la pandemia hace que el crecimiento se ralentice, la tasa de inflación también se ralentizará. Ya está ocurriendo en estas fechas con la caída de los precios del petróleo y de los fletes marítimos que coinciden con las nuevas variantes del Covid y con las dudas sobre el crecimiento que trae el repunte de la pandemia. Además, los desabastecimientos y los componentes transitorios de la inflación tenderán a desaparecer a medida que pasen los trimestres, porque sabemos que las funciones de oferta son inelásticas en el corto plazo y elásticas en el largo plazo. También sabemos que, en el largo plazo, el suelo de las tasas de inflación estará determinado por la parte de las subidas de los precios que se traslade a los salarios.

5. En 2022 la política monetaria cambiará de signo. 

En 2020 la Reserva Federal y el Banco Central Europeo pondrán el punto final a la expansión cuantitativa y quizás veamos las primeras subidas de tipos en Estados Unidos en la segunda mitad del año.  La reserva federal ha empezado a reducir sus compras de deuda pública y títulos hipotecarios en noviembre y posiblemente anuncie una aceleración de la retirada de estímulos en su reunión de diciembre. La subida del IPC alemán del mes de noviembre hasta alcanzar un preocupante 6 por ciento —el IPC armonizado se quedó en un 5.2 por ciento, anticipa que aumenten las presiones para que el Banco Central Europeo también cambie el signo de su política monetaria y anticipe el inicio de la retirada de los estímulos. Para evitar que la inflación se haga permanente tenemos dos remedios: la contención salarial, y las clausulas de revisión que mitiguen su impacto sobre el poder adquisitivo de los salarios.

6. En 2022 la política fiscal seguirá siendo keynesiana y expansiva.

En 2022 tanto en Estados Unidos como en Europa la política fiscal seguirá siendo marcadamente expansiva. Una vez que se ha firmado el acuerdo de coalición de gobierno en Alemania con una clara vocación europeísta, cabe esperar que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento continúe en suspenso durante 2022. Además, los fondos europeos NextGeneration seguirán facilitando las expansiones fiscales de los estados europeos.

7. Tensiones geopolíticas.

2021 nos ha demostrado que en el patio del recreo hay tres matones:  Estados Unidos, China y Rusia; un niño caprichoso, el Reino Unido, y un desahuciado:  la Vieja Europa.  En 2022 Estados Unidos y China continuarán su carrera por la hegemonía mundial.  En 2021 Aukus ha confirmado que el centro económico, político y militar del mundo se desplaza hacia el mar de la China y el Océano Pacífico y esta tendencia continuará en 2022. Esperemos que al contrario de lo que ocurrió entre Atenas y Esparta, China y Estados Unidos sean capaces de escapar a la Trampa de Tucídides iniciando un conflicto que podría terminar con la destrucción del planeta. Rusia continuará probando las fronteras exteriores de Europa, un pasito para adelante, María, y otro pasito para atrás.  Y Europa seguirá capeando lo mejor que pueda las crisis de los emigrantes y avanzando con sus titubeos habituales hacia la creación de un ejército común.

8. Si no hay sorpresas positivas, 2022 seguirá siendo un año con la macroeconomía partida y de anomalías estadísticas.

Covid ha sido una gran perturbación brutal en precio relativos de la proximidad y la distancia, y en el de la movilidad y la quietud.  En sus peores momentos, la pandemia ha multiplicado casi hasta el infinito los costes de la proximidad —abrazar a nuestros mayores cuando estamos contagiados puede ser letal— y ha abaratado hasta casi desmonetizarlo por completo el coste de la distancia —muchos nos hemos vuelto expertos en teletrabajo, eventos híbridos y videoconferencias. La pandemia y las restricciones que hemos adoptado para controlarla, también han multiplicado los costes de la movilidad y muy especialmente la movilidad internacional que ha estado prohibida o ha sido prohibitiva. Estos cambios en los precios relativos han hecho que a las empresas cuyos planes de negocio se benefician de la inmovilidad y el distanciamiento —a las que facilitan las telecomunicaciones y el teletrabajo, a las farmacéuticas y a las proveedoras de material médico y sanitario, y a la construcción y sus empresas asociadas, entre otras— les haya ido mejor que nunca. Por el contrario, a muchas empresas que dependen de la movilidad y de las aglomeraciones, el Covid las ha llevado al borde de la ruina. 

Mientras el Covid esté con nosotros estas alteraciones persistirán y los datos macroeconómicos —que resultan de la agregación de datos microeconómicos tan distintos— serán poco representativos de la situación real de las empresas. Y no debemos olvidar que cuando la microeconomía y la macroeconomía no van de la mano, siempre gana la micro.

Además, hasta finales del verano por lo menos, persistirán los efectos base y las anomalías estadísticas.  Una parte importante de la inflación que estamos observando a finales de 2021 —por encima del 6 por ciento en Estados Unidos en octubre y cercana al 5 por ciento en la Eurozona en noviembre— se debe a que las tasas interanuales están muy distorsionadas por los efectos de la pandemia. A muchos se nos olvida que las vacunas contra el Covid llevan menos de un año con nosotros.  Si no hay sorpresas, estas distorsiones estadísticas persistirán hasta finales del verano de 2022 cuando las tasas interanuales compararán entornos con tasas de vacunación parecidas.

9.  Resumen:  en 2022 el entorno económico seguirá siendo muy volátil.

En resumen, 2022 volverá a ser un año con mucha volatilidad.  La volatilidad se notará en los mercados y en la economía. Las bolsas fluctuarán al ritmo que marque la pandemia, y la pandemia seguirá determinando la evolución del crecimiento económico y de la coyuntura económica en general.  A los que nos gusta la tranquilidad, no nos va a quedar más remedio que seguir esperando.

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